martes, 2 de octubre de 2012

Ponencia: Geografía en la educación básica y superior. Jhon W. Montoya


Ponencia realizada en el Seminario de Geografía y Educación del año 2012, organizado por el Grupo estudiantil Geopolis de la Universidad Nacional de Colombia
Editorial

Un reciente análisis de la Revista Semana (2012) pone de presente las desastrosas consecuencias de la reforma educativa en Colombia en la formación en historia; frente a lo cual, las conclusiones de los más reconocidos historiadores del país son contundentes: el conocimiento de las nuevas generaciones sobre los procesos históricos es mínimo y sus consecuencias en la formación ciudadana son altamente perjudiciales.
Este debate nos concierne porque afecta también a la geografía, incluso de una manera más negativa en tanto que la ciencia geográfica carece, en nuestro contexto, del amplio reconocimiento de la historia. Así, los conocimientos geográficos han sido prácticamente eliminados de la escuela en los últimos veinte años, y si algunos contenidos se mantienen, es gracias a la inercia y a la voluntad de algunos maestros que aun ven la utilidad de los mismos. Esta situación, sin embargo, tiende a empeorar, en especial porque la nueva generación de profesores de Ciencias Sociales no estan siendo formados seriamente en geografía. Una revisión rápida, por ejemplo, del currículo de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, registra solamente dos cursos que son explícitamente de geografía; en contraste con programas de otros países donde la formación de profesores de geografía implica aun una carga disciplinar sustantiva#. Esta es, por demás, una situación que se ha tornado común en América Latina, tal como lo ilustra Palacio Prieto, recalcando lo irónico de una geografía universitaria en pleno auge y una geografía escolar en retirada (2011, 118).
Para encontrar las raíces de estas dificultades, es necesario recordar que la historia y la geografía se impusieron en la enseñanza escolar con un claro propósito: el de contribuir a formar la matriz identitaria de los nacientes estados-nación y ofrecer a los ciudadanos los conocimientos necesarios para autorreconocerse como parte de ellos, con las obligaciones y derechos que ello conlleva. Evidentemente, a lo largo del siglo XX y del actual, tanto las naciones como la ciencia geográfica (y por supuesto la histórica), han cambiado de manera sustantiva. La epistemología de la geografía registra, en el periodo más reciente, tres revoluciones que han cambiado radicalmente la disciplina: una revolución cuantitativa, una revolución marxista y una revolución posmoderna (Gaile y Willmott 2003).
Estas transformaciones han debilitado grandemente la geografía regional y han alejado a la geografía académica de la geografía escolar, en tanto esta última se mantiene aun bastante ligada al paradigma regional, y los otros discursos poco han contribuido al desarrollo de una geografía escolar renovada, al menos en nuestro contexto.
Por otra parte, el estado-nación también ha sido transformado. La hegemonía neoliberal que se instauro en la década de los noventa significo reestructuraciones
multiescalares del Estado y su posición dentro de la sociedad. Estos cambios incluyeron el traslado de actividades públicas al sector privado, la flexibilización del empleo, un aumento del gasto público y una reorientación del Estado hacia el apoyo del desarrollo y expansión del sector privado, así como la descentralización de la administración pública. Este cambio estuvo igualmente acompañado de una transformación ideológica expresada en una creciente importancia de los discursos sobre la seguridad, la democracia participativa, el medio ambiente y la política fiscal responsable.
Estos cambios, en su conjunto, tienen varias implicaciones en la geografía académica y escolar. En la primera se experimento una expansión sin precedentes, constituyéndose en una de las disciplinas más dinámicas y contributivas del llamado “viraje cultural” de las Ciencias Sociales. Esto deriva del hecho de que sus conceptos centrales, la relación hombre-naturaleza y la espacialidad humana, se convirtieron en componentes fundamentales de la agenda social. Así, en prácticamente todos los contextos, la geografía ha venido expandiéndose con más publicaciones, mas programas de formación y una variedad epistemológica e investigativa bastante rica.

La geografía escolar, igualmente, en muchos contextos fue modificada, abandonando progresivamente la geografía regional, e incorporando elementos de la geografía tematica. Ejemplo de ello fueron los estándares para la ensenanza de la Geografia, definidos en los años noventa en Estados Unidos y que articularon
la ensenanza de la geografia escolar alrededor de seis elementos esenciales: el mundo en terminos espaciales, lugares y regiones, sistemas fisicos, sistemas humanos, ambiente y sociedad, y los usos de la geografia. Este modelo fue igualmente extendido a Canada e influencio el programa de ensenanza del Reino Unido, cuyo curriculo, modificado en el 2008, mantiene estos temas.

En el sistema educativo colombiano, por el contrario, la geografia ha experimentado un franco retroceso. Los contenidos geograficos fueron practicamente eliminados de los lineamientos curriculares de las Ciencias
Sociales (Ministerio de Educacion Nacional 2002, 68), que se convirtieron en un amasijo de contenidos con escasa identidad disciplinar. Igualmente, los conocimientos geograficos también fueron extinguidos de los programas de formación de maestros, aunque como testimonio de la ambiguedad de la politica educativa gubernamental, muchos contenidos disciplinares perviven en los procesos de evaluacion tanto de docentes como de estudiantes. En todo caso las consecuencias son evidentes: los estudiantes y maestros obtienen unos muy bajos rendimientos en los procesos de evaluación diseñados por el mismo Estado y a la ignorancia historica denunciada en el artículo de marras que abre este editorial, se anade tambien una profunda ignorancia geografica, lesiva para la formacion cientifica y democrática de los ciudadanos.
.Que hacer ante este panorama? Evidentemente la respuesta mas inmediata es volver a poner a la geografía como una ciencia básica en el proceso de formacion
basico y medio. Esta solicitud, sin embargo, requiere ser justificada. No se trata necesariamente de regresar a la enseñanza de una geografia comprometida esencialmente con “ensenar a amar el pais”, frente a la realidad de un mundo cosmopolita y globalizado, en la que las demandas de la sociedad son distintas a las de la Epoca Moderna.

Afortunadamente hoy la geografia tiene un buen numero de justificaciones para su insercion en la escuela. Se puede empezar por senalar que es una ciencia no solamente de una amplia tradicion, sino de un gran desarrollo y transformacion reciente. La geografia hoy tiene que ver con problemas sensibles de la sociedad
contemporanea, como el cambio climatico, el cambio global, los procesos de migracion transnacional, la explotacion de los recursos naturales y los impactos
ambientales de las actividades economicas, la urbanización y sus consecuencias en todos los ordenes de la sociedad, la crisis energetica, la planificacion de las ciudades y las regiones, la geografia medica y el estudio de la difusion de enfermedades […]. Igualmente, la geografía es una ciencia vigente gracias a la incorporación de desarrollos tecnicos centrales en nuestra vida cotidiana: aerofotografias, imagenes de satelite, Sistemas de Posicionamiento Global (GPS), cartografia automatizada y tematica, y Sistemas de Informacion Geografica (SIG).

Los elementos citados permiten, entonces, reclamar que la geografia no sea ensenada exclusivamente como una herramienta de memorizacion de nombres y lugares, sino como una ciencia con conceptos básicos que deben ser introducidos, al igual que las Ciencias Naturales, desde los primeros anos de formacion.  Por otra parte, la geografia debe mantener un rol importante como mecanismo de formacion ciudadana.

En un informe preparado para la Unesco por la Universidad de Genova, Antoine Bailly llama la atencion sobre el gran reto de la sociedad contemporanea, aprender a vivir juntos (Andre y Mmouzoune 1998). En ese proposito, la geografia tiene una funcion fundamental, no solamente en la idea —ya muy arraigada en la sociedad
y derivada en gran parte de la disciplina— respecto al caracter global de los problemas ambientales y en la necesidad de un enfoque solidario y comun para resolverlos, sino tambien en otras dimensiones. La educación geografica tiene gran importancia, por ejemplo, para construir un Cosmopolitanismo mas tolerante e igualitario, en el cual sean visibles no solamente los actores mas ostentosos de la globalizacion, sino también aquellos que construyen “desde abajo” las regiones y las ciudades globales, como bien lo ilustran Saskia Sassen y Alejandro Portes para el caso de Miami (1993).

En conclusion, se impone una nueva agenda para la geografia escolar y, asi como la cosmografia, la nación y la region fueron los elementos centrales de la geografia escolar moderna, es necesario plantear unos elementos nuevos para la ensenanza de la geografia de nuestros tiempos. El mencionado texto de la Unesco ofrece algunas pistas alrededor de los nuevos proyectos sociales economicos y culturales, incluyendo la reivindicación de lo local, las dinamicas multiescalares,
las ciudadanias multiples o los asuntos identitarios.
En todo caso, los temas y conceptos requieren una evaluacion continua, pues la velocidad del cambio social permanentemente renueva o hace obsoletas muchas ideas. En ese sentido, las revistas de geografía ofrecen una “actualizacion” permanente de los principales temas y reflexiones de la disciplina, y Cuadernos de
Geografía – Revista Colombiana de Geografía es una tribuna desde la que se irradian ideas para la geografia escolar.
El presente numero, por ejemplo, incluye temas que son de alto interes social: las dinamicas de segregación urbana y sus impactos sobre la violencia, el hábitat y el genero; los procesos de reestructuracion económica transnacional; las logicas territoriales de minorias en centros urbanos, y los procesos de cambio rural y regional asociado a viejas practicas y nuevas demandas o realidades, agroecologia, agroindustria e impacto del cambio climatico.

Finalmente, conviene senalar que el caracter internacional de la revista permite tambien sugerir a la geografía escolar la incorporacion de temas y problematicas de realidades distintas a la nuestra, contribuyendo asi a paliar el peligro de los regionalismos atavicos, tal como lo senala Antoine Bailly (Andre y Mmouzoune 1998), y a contribuir en el ejercicio de una ensenanza objetiva, honesta abierta y no doctrinal; elementos que constituyen la esencia del derecho a la educacion y en la que la geografia puede contribuir dada su amplia heterogeneidad teorica y metodologica que implica, a su vez, el ejercicio de una alta tolerancia intelectual.

Referencias
Andre, Yves y Abdelkrim Mmouzoune. 1998. Rapport final du colloque sur le thème apprendre à vivre ensemble grâce à l’enseignement de l’histoire et de la géographie. Geneve, Suisse: Unesco-Bureau international d’education y Universite
de Geneve.
Gaile, Gary L. y Cort J. Willmott. 2003. Geography in America at the Dawn of the 21st Century. Oxford: Oxford University.
Ministerio de Educacion Nacional. 2002. Lineamientos curriculares en Ciencias sociales. Bogota: Ministerio de Educacion Nacional.
Palacio Prieto, José Luis. 2011. Los estudios de Geografia en las universidades de America Latina; desarrollo, situación actual y perspectivas. Investigaciones Geográficas 74: 107-124.
Revista Semana. 2012. La crisis de la Historia. Revista Semana, marzo 24 del 2012.
Sassen, Saskia y Alejandro Portes. 1993. Miami: a New Global City? Contemporary Sociology 22 (4): 471-477.

Jhon Williams Montoya
Editor
Cuadernos de Geografía
Revista Colombina de Geografía

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